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Proforma 2010

Un presupuesto destinado al fracaso

14 de diciembre de 2009

La proforma presupuestaria para el 2010 está sustentada sobre varios supuestos que son irrealizables, como es el caso del crecimiento de la economía al 6.8%, lo cual vuelve a la proforma en un documento que no sirve de guía válida para el desenvolvimiento económico del país.

La proforma presupuestaria para el 2010 entre los supuestos básicos plantea el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 6.8%, tratando de reeditar el crecimiento del 2004 en una muestra de manejo superficial de las cifras que no tiene en cuenta la realidad nacional y mundial en la que el país se desenvuelve.

Y no es la primera vez. Para el año 2009, ya en conocimiento de la crisis mundial, se propuso originalmente un crecimiento del 5% para luego de sucesivas reducciones quedarse en el 3.5%, todavía demasiado elevado con lo que realmente sucede, pues, en el mejor de los casos habrá un crecimiento del 1.5%, según lo anunció Rafael Correa hace unas semanas, aunque contrariamente la Cepal sostiene que la economía ecuatoriana decrecerá en el 0.4%. En cualquier caso, todas las cifras oficiales resultaron desenfocadas.

Terminando el año 2009 con un crecimiento lejano al esperado, con la certeza que muchos de los fenómenos que afectaron al país por la crisis mundial siguen vigentes, además con un estiaje que afecta a la producción energética y a la producción agropecuaria y, por si fuera poco, con un valor del barril de petróleo a la baja, resulta incoherente, por decir lo menos, plantear un crecimiento del 6.8% del PIB para el siguiente año fiscal.

Aun más, el déficit presupuestario para el 2010 está por el 20% y el gobierno no tiene concretadas las fuentes de financiamiento y caerá en manos de los mismos o nuevos usureros que seguirán extrayendo enormes recursos que ya no irán a la obra pública ni a sectores sociales sino al pago de la deuda, negando el desarrollo futuro del país.

En otro ámbito, llama la atención la posición contemplativa que el Presidente tiene respecto de las empresas petroleras privadas que han disminuido su producción en el 15% reduciendo con ello los ingresos estatales, sin que haya visos de revertirse este hecho. Quizá empeore debido a descubrimientos como el del gas en la Isla Puná, que se esperaba sea un rubro adicional de ingreso, pero que los estudios definieron que las reservas no tienen el nivel esperado.

Otro factor que se aúna para negar la perspectiva de crecimiento del país son las remesas de los ecuatorianos en el exterior. Estos dineros son, aparte de los petroleros, el sostén de la economía ecuatoriana, la crisis mundial ha significado que los migrantes en Estados Unidos, España, Italia -países donde radican la mayoría de migrantes ecuatorianos- pierdan sus trabajos y consecuentemente los dineros que envían a sus familias se reduzca en torno al 12% y la economía ecuatoriana no cuente con esa inyección.

Estos hechos evidencian el poco cuidado que se tuvo al definir los valores de ciertas variables fundamentales para estructurar el presupuesto, lo cual conlleva a cometer errores, sin embargo, ese es solo uno de los problemas. Más trascendente es que la orientación del presupuesto solamente confirma la tendencia que se ha denunciado tiene el gobierno de Correa, cada vez más alejado de la satisfacción de las necesidades populares.